ROGER BARRULL

Roger y yo nos conocimos hablando sobre Jaume Plensa, Zaha Hadid y el Lobo Estepario de Herman Hesse. Me enseñó sus dibujos y acordamos vernos dos días a la semana para desarrollar un proyecto sobre el cuerpo en dos dimensiones. Roger es un tormento de ideas. Voy a hablar de las que evita, de las que no quiere saber nada, ya que su obra se basa en la eliminación.

Sus dibujos parten del vacío que deja el cuerpo. Recorta este espacio con un trazo seguro sobre el papel de esbozo. Roger se sabe hueco, sabe que un tubo nos atraviesa desde la boca hasta el ano. Sabe que comemos, asimilamos alimentos, transformamos la materia y defecamos para sobrevivir. También que hablamos gracias a un tubo que es la faringe y que respiramos mediante minúsculas tuberías. Yo sé que lo sabe porque lo evita, lo elimina, no le interesa, le parece obvio, grosero, sin magia. Los cuerpos de sus dibujos no tienen grasa, ni carne, ni pintura, no sangran aunque están amputados, sus músculos están vacíos, sin volumen, no supuran, no gritan. Me pregunto si son pellejos flotando en formol o espectros que buscan a través de sus forzadas contorsiones hablarnos de sí mismos mediante mímica. No sé si están vivos o muertos, si existe el dolor en estos trozos de papel que nos muestra.

Cada semana debatíamos cómo llevar al lienzo la casualidad medida de sus dibujos, tan limpios, tan asépticos y sencillos. Qué tipo de materia debía utilizar para no perder ese golpe de muñeca y bolígrafo sobre papel. Cómo iba a moverse ante el lienzo para que la pincelada quedase firme, de a una, sin titubeos. Qué tamaño era el adecuado. Qué técnica. Se enfrentó de lleno con los chorretones, con la impaciencia, con el color, la imprimación, el lienzo. El resultado no obedecía al boceto. El boceto era el resultado.

Cuando partimos de escenas muy definidas en la mente y tratamos de pasarlas al lienzo entra en juego la técnica y la materia. Si uno empieza con certezas, el resultado inmediato son dudas. Pero siempre se tiene que partir de una idea, Roger me dice: “Es una anatomía alterada por un grave sentido agudo de sí mismo” ¿Cómo pasar a la materia (pintura) esta idea? Hay que probar, comprender la materia, ponerla al límite, superar la frustración y volver a empezar. Cuestionar el punto de partida y pensar en pintura, no en cómo pasar a pintura. El tiempo tiene que transcurrir para comprender lecturas, experiencias vitales, a personas y a la pintura. Hemos recorrido un año para abrir la brecha de lo que decide hacer, de lo que quiere contar, para ordenar ideas y comprender que el camino muchas veces es de ida y vuelta.

En la presente exposición Roger nos propone anatomías dentro de una escenografía del movimiento. Sus dibujos conjugan las formas del cuerpo con el aire en un intento de expresar la subjetividad intraducible de su experiencia como persona.
 
Eva Zaragozá Marquina​​
Directora de Fosforita Madrid